Son muchas las personas que han acudido alguna vez a lo largo de su vida a consulta de un psicólogo, en concreto el porcentaje está alrededor de un 5% de la población mayor de 15 años. No obstante, todavía sigue siendo un poco taboo el poder decirlo abiertamente. Puede ser que al leer esto le resulte tan familiar que lo haya vivido en primera persona.
Normalmente, la persona que asiste a terapia manifiesta que ha sido ella misma quien se ha movilizado a través de Internet en la búsqueda de un psicólogo. Además, detallan que les hubiera gustado tener un psicólogo de referencia en su círculo más cercano, del que tener opiniones, alguna recomendación, pero que no conocían a nadie que hubiese asistido a terapia anteriormente. Por otro lado, también es común encontrarse en terapia pacientes que acuden sin habérselo contado a familiares de primer grado o amigos, por miedo a que le juzguen, a que lo vean raro o débil, por falta de comprensión entre otras muchas más razones.
Pero, ¿Cuáles son las CAUSAS más comunes?
Una de las causas sería el estereotipo que tenemos aún en la sociedad de relacionar asistir a terapia con ser personas desequilibradas o con problemas mentales, una de las frases más escuchadas es «yo no estoy loco». Esto nos genera una emoción de vergüenza y sentimientos derivados al sentirnos rechazados y humillados si contamos nuestra decisión.
El temor a lo que piensen de nosotros es algo natural que ha estado presente en nuestros días, generaciones tras generación, a lo largo de muchos siglos, por lo que si lo tenemos en cuenta y lo analizamos, no resulta tan extraño que esto suceda cada vez que una persona quiere ir a terapia. Detrás de esto, también está el miedo a que nos vean como personas débiles, sin capacidad de afrontamiento y superación de problemas.
A causa de estas creencias, algunas personas viven el ir al psicólogo con un fracaso de sus propias capacidades de afrontamiento vital, generando así un conflicto interno que nos lleva a mantenernos en silencio durante mucho tiempo.
A pesas de ello, ir al psicólogo es un acto de valentía, de decisión para coger las riendas de nuestras vidas y manejar el timón del barco de la vida. Cuando una persona va al psicólogo significa estar dispuesto a trabajar para mejorar una situación que en la actualidad le está causando malestar. Asimismo, nos ayuda a realizar un acto de honestidad con nosotros mismos donde vamos a pedir ayuda para obtener unas herramientas que por ende nos darán mayor bienestar.
La pregunta que ahora nos ronda es ¿qué podemos hacer para que no nos de tanta VERGÜENZA?
Quizá, si comenzamos a contar nuestras experiencias en terapia, podamos normalizarlo y dejar de estigmatizar algo que es muy positivo en la vida de las personas. Callarnos y aguantar una situación que nos hace daño no significa que seamos más fuertes, sino que seguirá lastimándonos por dentro durante muchos años.
Para finalizar, os dejo un vídeo que define muy bien el proceso de ir a terapia.
Vídeo tomado de: Recursos de autoayuda (2013, 6 de Septiembre). El trabajo de los psicólogos (Archivo de vídeo). Recuperado de: