Los conceptos de autoestima y autoconcepto sirven para referirse al modo en el que construimos una idea de nosotros mismos y cómo nos relacionamos con ella, pero lo cierto es que muchas veces pueden llegar a confundirse entre sí.

Para evitar esta confusión entre ambos términos, es necesario tener claras las diferencias que existen entre ambos para saber cómo pensamos en nosotros mismos.

Empezaremos por una breve descripción de cada concepto para luego delimitar una serie de diferencias importantes entre ambos.

Cuando hablamos de autoestima, nos estamos refiriendo a una actitud hacia uno mismo. Significa aceptar ciertas características determinadas tanto antropológicas como psicológicas, respetando otros modelos. Si la contemplamos como una actitud, nos referimos a la forma habitual de pensar, amar, sentir y comportarse consigo mismo. La autoestima conforma nuestra personalidad, la sustenta y le otorga un sentido. Se genera como resultado de la historia de cada persona, no es innata; es el resultado de una larga secuencia de acciones y sentimientos que se van sucediendo en el transcurso de nuestros días.

Autoconcepto hace relación a los aspectos cognitivos, a la percepción y la imagen que cada uno tiene de sí mismo, mientras que el término autoestima indica los aspectos evaluativos y afectivos. Al no tratarse de conceptos excluyentes, ya que se implican y se complementan mutuamente, podemos asegurar que un autoconcepto positivo conduce a una autoestima positiva y viceversa.

Ambos son el resultado de un largo proceso, marcado por un gran número de experiencias personales y sociales. Los éxitos y los fracasos, las valoraciones y los comentarios de las personas que forman parte del entorno del niño y del adolescente, el ambiente humano en que crece, el estilo educativo de padres y profesores y los valores y modelos que la sociedad ofrecen van poco a poco construyendo el autoconcepto y la autoestima de forma casi imperceptible.

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son etiquetas útiles que creamos nosotros mismos dentro del complejísimo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas cosas; por ejemplo, nos llevaría a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con sobrepeso, alto, pálida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay atributos más valorados que otros.

Diferencias básicas entre autoestima y autoconcepto:

1. Uno es cognitivo, el otro es emocional

El autoconcepto es, básicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen la imagen mental de lo que somos según nosotros mismos. Es decir, puede ser expresada de manera más o menos textual a través de afirmaciones sobre uno mismo: “soy divertido”, “soy tímido”, etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que está vinculado al autoconcepto, y por lo tanto no puede ser expresada en palabras, porque es algo totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar en palabras, el otro no

Esta diferencia se deriva de la anterior. Nuestro autoconcepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal (sean más o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Nuestro interlocutor imaginará la autoestima que está asociada al  autoconcepto que expresamos con nuestras palabras.

3. Apelan a tipos de memoria diferentes

La autoestima es una respuesta básicamente emocional ante la idea que tenemos de nosotros mismos, está relacionada con un tipo de memoria implícita: la memoria emocional. Esta clase de memoria está especialmente relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la amígdala.

El autoconcepto, está asociado a un tipo de memoria diferente: la declarativa, que está más relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Está conformado con conceptos asociados con la idea de “yo”.

4. Una tiene un componente moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto depende de la semejanza que percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que hemos creado del “yo ideal”.

El autoconcepto está al margen de juicios de valor, la autoestima está fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que vale uno mismo: depende de hasta qué punto creemos estar cerca de “lo bueno”, y por lo tanto nos traza un camino que nos indicará si nos estamos acercando o alejando de lo que deberíamos ser.

5. Una es más fácil de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy difícil de cambiar, ya que no obedece a los criterios de la lógica.

El autoconcepto, aunque está relacionado con la autoestima, es algo más fácil de cambiar, porque puede modificarse directamente mediante la reestructuración cognitiva: si nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy fácil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos por creencias e ideas más viables a la hora de explicar quiénes somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente tímidos pero luego nos damos cuenta que en ocasiones donde se han tratado tratado temas que nos apasionan nos damos cuenta que nos mostramos muy seguros y confiados al hablar y relacionarnos con personas con parecido interés. Es fácil que pensemos que nuestra timidez es algo más moderada y circunstancial. Esto no tiene por qué traducirse en una mejora de la autoestima, o al menos no de manera inmediata, pero es un avance para ese objetivo.

Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener claro que ambos son constructos teóricos de la psicología, que ayudan a entender cómo pensamos y cómo actuamos, pero que no describen elementos de la realidad claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; son el resultado de un sistema en bucle de partes del cerebro que funcionan a una increíble velocidad y que están interactuando constantemente con nuestro entorno coordinándose entre sí. Lo que significa que, no puede existir autoconcepto sin autoestima, y viceversa.

Fuentes consultadas;

https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4596298.pdf&ved=2ahUKEwi9wKKn_s3uAhUBzoUKHR0gBm4QFjACegQIAhAF&usg=AOvVaw2O5Z7LsIB_6o2M8ks0RxxX

https://psicologiaymente.com/psicologia/diferencias-entre-autoconcepto-autoestima

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